Sin embargo, los beneficiarios de este negocio igualmente deberán enfrentar una inevitable descarbonización
Es una gran ironía que no se haya previsto ningún acuerdo significativo para la COP27, ya que el evento se produjo intempestivamente mientras las circunstancias geopolíticas y geoeconómicas ponen en riesgo los compromisos medioambientales globales. Por otro lado, se pudo distinguir que el debate financiero sobre las “pérdidas y los daños” causados al hemisferio sur llegó oportunamente como una cortina de humo para hacer olvidar las crecientes emisiones generadas a partir del carbón, debido a la escasez de otras fuentes de energía, señala un reporte de BRS Dry Bulk.
Más del 95% del consumo mundial de carbón procede de economías que se han comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono. Sin embargo, mientras tanto, hay actualmente 9.000 centrales eléctricas de carbón en el mundo, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE), que representan 2.185 GW de capacidad.
La región asiática, alberga el parque de centrales más joven, con una media de 15 años, frente a los 40 años promedio de Estados Unidos. Esto es preocupante para la tendencia de transición del carbón, ya que una central de carbón tiene una vida útil de 50-60 años, lo que sugiere que la región asiática aún no está preparada para eliminar el carbón.
La situación es aún más preocupante si se tiene en cuenta que los dos mayores consumidores de carbón del mundo, China e India, han ampliado sus centrales. Aunque el bloque europeo y las economías de la OCDE que se comprometieron a la neutralidad de carbono han aumentado su consumo de este combustible contaminante ante la creciente crisis inflacionaria, los objetivos a largo plazo han permanecido inalterados, esto es, sustituir el 75% de la capacidad eléctrica de carbón por energías renovables para 2030 y alcanzar las emisiones netas cero para 2050.
Pero es evidente que las dos naciones más pobladas del planeta tienen sus respectivas agendas para garantizar la seguridad energética. De hecho, India proyecta alcanzar cero emisiones netas para 2070, dos décadas más tarde que las economías desarrolladas. Por su parte, China se comprometió a alcanzar el peak de emisiones de carbono para 2030 y cero emisiones netas para 2060.
El camino de India
India ha enfrentado terribles consecuencias del calentamiento global con eventos climáticos extremos en el 80% de los días este año. No obstante, considera que es injusto apuntar solo al carbón, del que dependen la mayoría de los países en desarrollo, mientras que el uso de otros combustibles fósiles en el mundo occidental se mantiene sin ninguna sanción. De hecho, a días de la COP27 en Egipto, anunció la sexta y mayor subasta de minas de carbón que ha celebrado desde la privatización de esta industria iniciada en 2020. Para esta ocasión, se espera que se vendan 141 nuevos yacimientos que se abrirán en zonas densamente boscosas.
Según el director general de Climate Risk Horizons, India no necesita urgentemente más carbón porque la generación de electricidad a partir de este mineral actualmente opera al 60% de su capacidad y, a pleno rendimiento, las centrales podrían satisfacer la demanda de la nación. Sin embargo, Reuters informó que la producción de energía de carbón de la India ha aumentado mucho más rápido que cualquier otro país de la región Asia-Pacífico desde la invasión rusa de Ucrania.
Mientras tanto China
China al igual que India, ha estado planeando una expansión masiva de plantas de carbón. Si bien reafirma sus objetivos a largo plazo de alcanzar emisiones netas cero como muchos otros, justifica la expansión de la flota de centrales eléctricas de carbón al afirmar que es una “medida a corto plazo” a favor de su gente. De hecho, la nueva capacidad de China se ha estimado en 270 GW, mucho más que la capacidad total de carbón de las economías más grandes que utilizan este mineral. Al agregar nuevos proyectos a la capacidad existente, la flota de plantas de carbón de China será hasta seis veces más grande que la capacidad actual de los EE.UU., reveló Bloomberg.
Perdidas y daños
India había llamado a la COP27 a ser histórica en lo que respecta al “fondo de pérdidas y daños” a causa del cambio climático. Si bien el texto negociado reconoció la necesidad de respaldo financiero de una amplia variedad de patrocinadores, no se han tomado decisiones sobre quién debe contribuir al fondo, de dónde se recaudará este dinero y qué países específicos se beneficiarán (y en qué medida). El tema fue uno de los más polémicos en la mesa de negociaciones.
No obstante, para muchos, las cumbres de la COP empiezan a parecer más unas fiestas extravagantes para que diversos actores e instituciones defiendan sus propios intereses. Y si bien estos retrasos pueden proporcionar un respiro temporal para la industria del carbón y sus asociados relacionados a corto y mediano plazo, los beneficiarios del carbón no deben dormirse en los laureles para fortalecer la diversidad de sus negocios para un inevitable cambio en las próximas décadas.