Los planes de los empresarios colombianos de exportar más productos a Venezuela han comenzado a materializarse progresivamente. Ya han viajado varias misiones al vecino país para explorar cómo reactivar los negocios.
Saray Rojas nació en Palotal, estado de Táchira, en Venezuela. Tiene 24 años y dos hijos: Mateo, de 5, y Antonela, de 3. Es crespa, de contextura delgada y con la piel morena de tanto caminar por el Puente Internacional Simón Bolívar. La difícil situación económica, política y comercial que empezó a vivirse en el vecino país desde 2015 la llevaron a migrar de su ciudad natal a un destino nuevo, pero cercano: Cúcuta. En la capital de Norte de Santander trabaja desde hace cuatro años, y desde entonces todos los días sigue la misma rutina: en la mañana lleva a los niños a Venezuela para que la abuela los cuide y en la noche cruza el puente para recogerlos.
Saray espera con ansias la apertura total de la frontera. “Eso es lo que le pido a Dios todo el tiempo, que lo que está diciendo el Gobierno sea una realidad, que puedan pasar carros y transporte público sin restricciones porque así no me expondría tanto para movilizarme con mis niños. Ahorita me toca pagar mototaxi, caminar, y luego pagar un carrito por puestos que me lleve hasta Palotal. Por las trochas es más rápido, pero más peligroso”, dijo.
También los comerciantes del centro de Cúcuta confían en que la reapertura traiga de regreso la bonanza de 2008, cuando la capital del doblemente glorioso parecía una extensión del territorio venezolano. “Tenemos unas expectativas muy altas con estos anuncios, no solo porque empieza a moverse la economía local y mejoran las ventas sino porque el ambiente en la ciudad cambia, para nosotros que estamos aquí al ladito, los venezolanos son como hermanos”, afirmó Claudia Sandoval, comerciante de ropa desde hace más de 20 años.
Una visión que comparte María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham, quien ve “muchas expectativas en el corto plazo, con una necesidad de lograr convertirlas en oportunidades concretas rápidamente”. Sin embargo, advierte que reactivar las relaciones será un proceso más lento de lo que quisieran todas las partes. “La ruptura de tantos años ha causado daños importantes que tardarán tiempo en recomponerse”.
Para Juan Carlos Tanus, director de la Asociación de Colombianos en Venezuela, el restablecimiento de relaciones significa regocijo y alegría. Los acercamientos abren una puerta para el registro en Venezuela de niños de padres colombianos nacidos en ese país, y también la posibilidad de ampliar de 15 a 20 los consulados. “El estado en el que nos encontrábamos era una clara violación de los derechos humanos”. De acuerdo con la organización, en un estudio de movilidad humana realizado en 2006, la cifra de colombianos en Venezuela superaba los 4 millones de personas. Hoy estiman que es mayor a 8 millones.
En este proceso, uno de los avances más significativos para la comunidad de colombianos y venezolanos en ambas naciones es el restablecimiento del transporte aéreo a través de la activación de la ruta Bogotá-Caracas, operadas por Satena y Turpial. Las aerolíneas Avianca, Wingo, Ultra Air y Latam también esperan participar de este despegue, y contribuir a la regularización de los vuelos entre las dos naciones. Adicionalmente, según expresó el presidente de Satena, brigadier general Óscar Zuluaga, “con la reapertura de los vuelos comerciales se busca que el turismo entre los dos países tenga un crecimiento significativo”.
Oportunidades por partida doble
La recomposición de relaciones binacionales representa una oportunidad para Norte de Santander, que conoce el potencial del país vecino, con cerca de 27 millones de habitantes. Guillermo Rangel, presidente de la Asociación Colombiana de Industriales del Calzado, el Cuero y sus Manufacturas (Acicam) en el departamento, resaltó que tener la frontera abierta “es clave para llegar a varios países del Caribe”, sin desestimar que hay que analizar bien la situación para no repetir los impagos a los empresarios que se registraron en 2008. Por eso, considera que tanto el Ministerio de Comercio como ProColombia deben establecer, conjuntamente con el gobierno venezolano, reglas claras para poder hacer despachos desde las más de 800 empresas de la región (que hoy generan 18.000 empleos formales).
Según sostuvo el presidente Gustavo Petro durante su visita a la frontera, el objetivo “es recuperar 4.000 millones de dólares en comercio en el mediano plazo y los 8.000 millones de dólares que antes se registraban. Para ello necesariamente las dos economías tienen que integrarse”.
La intención de pisar fuerte de nuevo en Venezuela se ha reflejado en misiones empresariales como la que emprendieron recientemente 22 compañías del sector de cuero y calzado provenientes de Bucaramanga. Otro grupo, convocado por la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham), y conformado por 27 empresarios también aterrizó recientemente en Caracas para participar de una misión exploratoria de negocios con el fin de conocer de primera mano el panorama actual y concretar oportunidades comerciales. “Hay que tener muy claros los procedimientos, las formas de pago, la normatividad vigente en Venezuela y el funcionamiento del sistema financiero”, puntualizó Lacouture.
Esta misión de AmCham permitió a los empresarios colombianos reunirse con el embajador en Venezuela, Armando Benedetti, y con gremios venezolanos como VenAmCham, Fedecámaras, Conindustria, Consecomercio y Profranquicias. Sin embargo, más allá de la expectativa, María Luisa Chiappe, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Venezolana –quien también se desempeñó como embajadora en el vecino país– resalta que “hay bases reales que muestran que el comercio está creciendo”. Según las cifras que maneja la Cámara, en 2021 se exportaron a Venezuela productos por 331 millones de dólares. Para agosto pasado las ventas ya superaban los 400 millones de dólares. “Considerando que los últimos tres meses del año son los más activos, podríamos cerrar 2022 en 800 o 1.000 millones de dólares”.
El economista venezolano y director de la firma Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, aseguró que en este intercambio comercial, las empresas colombianas tienen la ventaja de comercializar sus productos a precios más bajos que los que se ofertan actualmente en ese mercado, porque “Venezuela se ha convertido en una economía muy costosa, con problemas de competitividad”.
No obstante, Oliveros no ve una instalación masiva de empresas colombianas, en términos de fábricas o líneas de producción, sino a través de distribuidores locales, bajo el menor riesgo, porque Venezuela “no se arregló” como alguien un día afirmó: “La economía ha perdido 80 por ciento de su tamaño. Hoy lo que podemos celebrar es que no seguimos cayendo”. Para las empresas venezolanas poder exportar a Colombia también representa una oportunidad. “Colombia es un mercado diez veces más grande”, aseguró Oliveros.
Con respecto a la frontera, señaló que hoy el intercambio comercial está en niveles mínimos, menos de 300 millones de dólares, aunque estimó que para 2023 se triplicará, es decir, que podría alcanzar los 950 millones de dólares.
Reglas claras
Javier Díaz Molina, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), tiene claro que el restablecimiento de relaciones diplomáticas abre un espacio para las relaciones comerciales. “Pero eso se empieza a concretar, primero, en la frontera. La reapertura de la frontera lo que permite es que ese comercio que se estaba dando allí ahora tenga forma legal”.
Y para lograrlo, señaló, los gobiernos de Colombia y Venezuela deben trabajar mancomunadamente. Por ello, afirmó el dirigente gremial, restablecer plenamente el comercio formal con Venezuela, no solo el fronterizo, necesita de un marco jurídico que establezca reglas de juego claras. Con respecto a las expectativas empresariales, Díaz Molina advirtió que el Producto Interno Bruto venezolano ha caído más de 75 por ciento entre 2013 y 2021. Hoy, el PIB es solo una cuarta parte de lo que era Venezuela en 2008 (cuando Colombia vendió a ese mercado más de 6.000 millones de dólares).
“Hablar de que el comercio se va a reactivar y alcanzaremos las cifras del pasado no es real, pues la capacidad de compra del mercado venezolano es la cuarta parte de la de 2008. El año entrante, si nos va bien, estaremos vendiendo 1.200 millones de dólares. Este año terminaríamos en 500 millones de dólares”, dijo el presidente de Analdex.
Para esto, es clave que los empresarios conozcan las reglas de juego para poder actuar. Además, hay que tener presente que Venezuela está dolarizada y sin controles cambiarios. “Cada uno de los empresarios debe evaluar sus riesgos, mirar cómo están las circunstancias para una inversión en el país vecino”, concluyó Díaz.
Dinámica exportadora
De acuerdo con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, el 2006 fue el último año en el se reportó el mayor número de importaciones desde Venezuela (mineros y no mineros), con 1.438,3 millones de dólares FOB. A partir de ese año, la cifra fue disminuyendo hasta llegar a 419,8 millones de dólares FOB en 2014, un año antes del cierre de la frontera.
En cambio para 2006 Colombia exportó 2.727,2 millones de dólares FOB. La mejor cifra se registró en 2008, con 6.070,7 millones de dólares FOB. Para el año previó al cierre de la frontera Colombia exportó a Venezuela 1.986,9 millones de dólares FOB.
Colombia llegó a exportar a Venezuela 6.070,7 millones de dólares FOB en 2008, la cifra más alta registrada entre 2006 y 2002- Para el año previó al cierre de la frontera Colombia exportó a Venezuela 1.986,9 millones de dólares FOB.
Hoy, las expectativas de los empresarios colombianos han comenzado a materializarse, progresivamente, en la posibilidad de exportar más productos a Venezuela. Es clave señalar que, pese a la reapertura del paso de carga por Norte de Santander, Colombia no había dejado de vender a ese mercado por vía aérea, marítima y a través de La Guajira.