La pandemia provocó el período con mayores turbulencias en la historia de la aviación comercial.
Sin embargo, en el último año han surgido decenas de nuevas aerolíneas en todo el mundo, con sus expectativas puestas en el despegue del tráfico aéreo.
“Es un muy buen momento para abrir una aerolínea”, asegura Bjorn Tore Larsen, director ejecutivo de Norse Atlantic Airways.
“Hay una gran demanda reprimida. La gente no ha podido viajar durante dos años o más, especialmente entre continentes”.
Norse Atlantic Airways, una de las líneas aéreas de nueva creación, comenzará a volar entre Europa y América del Norte el 14 de junio tras adquirir aviones a precios bajos y asegurarse buenos espacios en aeropuertos como Gatwick en Londres y JFK en Nueva York.
“Las estrellas se alinearon”
La firma noruega recibió más de 3.000 solicitudes para sus primeras 50 vacantes de piloto.
Bjorn Tore Larsen cree que la demanda de vuelos seguirá creciendo.
“Son aviones nuevos”, explica Larsen, mientras señala la flota de aeronaves Boeing Dreamliner en la pista del aeropuerto de Oslo.
“Compramos estos aviones a un precio muy barato que nadie antes habría podido lograr”.
Norse competirá con multinacionales consagradas como British Airways y Air France. Pero Larsen solo ve beneficios en crear la aerolínea desde cero.
“No estamos heredando ningún sistema”, explica. “Podemos comenzar esta aerolínea exactamente de la manera en la que nos gustaría”.
El empresario, que también dirige una empresa de envíos, declara a la BBC que, aunque le apasiona la aviación, nunca antes se había sentido tentado a abrir su propia aerolínea por los altos riesgos involucrados: una fuerte competencia, altos precios de los aviones y dificultades para contratar personal y encontrar espacios para aterrizaje y despegue.
“Cuando las estrellas se alinearon el año pasado, lo vi como una oportunidad de mercado única en la vida”, afirma. Y no es el único.
Unas quiebran y otras entran
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), el organismo comercial que representa al sector de la aviación, describió 2020 como “el peor año registrado”.
Las restricciones por covid dejaron los aeropuertos casi desiertos durante más de un año.
Con los vuelos en tierra, el número global de pasajeros cayó un 60%, de 4.500 millones de 2019 hasta 1.800 millones en 2020.
Esto resultó en la quiebra de 55 aerolíneas ese año. Sin embargo, sorprende que, al mismo tiempo, se establecieron 32 nuevas, indicó la IATA a la BBC.
Como había bajado la demanda y gran parte de los aviones permanecían en tierra, los nuevos empresarios pudieron comprarlos a precios más bajos. Los espacios en los aeropuertos que quedaron disponibles también se podían aprovechar y había personal en busca de trabajo.
En 2021 el número global de pasajeros se recuperó ligeramente hasta 2.300 millones, cerraron otras 35 aerolíneas y abrieron 57 nuevas.
Las debutantes han despegado en la mayoría de las regiones del mundo. Avelo y Breeze operan en EE.UU. y a finales de este año se les unirá Northern Pacific de Alaska.
Pilotos y tripulantes disponibles
En Islandia están Play y Niceair, mientras que la australiana Bonza y la india Akasa comenzarán a volar pronto.
“Las aerolíneas nunca han vivido una situación como la de los últimos dos años”, asegura el experto en aviación Hans Joergen Elnaes, de la consultora Winair.
En paralelo a la contracción del mercado “ha habido una situación de gran cantidad de aviones disponibles y precios muy atractivos en las tarifas de arrendamiento”, explica.
Elnaes puntualiza que desde 2020 las nuevas aerolíneas también captan fácilmente a tripulantes de cabina y pilotos, ya que muchos perdieron sus trabajos en la pandemia.
Piensa, sin embargo, que la oportunidad ya ha pasado, particularmente a la hora de asegurar financiación barata.
“Las ofertas excepcionales para arrendar aviones fueron en 2021. Esos días ya pasaron“.
Tanto Norse como Play operarán vuelos transatlánticos de bajo costo.
Latinoamérica y España
En Latinoamérica también encontramos algunos ejemplos.
La aerolínea colombiana Ultra Air, fundada por empresarios locales, comenzó sus operaciones en marzo de este año.
Uno de los aviones de Ultra Air, la nueva aerolínea low-cost colombiana.
Esta línea aérea low-cost con base en Medellín dispone de 4 aviones y cuenta con 9 rutas en 7 destinos.
Ultra Air, envuelta recientemente en una polémica por supuesta publicidad engañosa, parece haberse consolidado; de hecho, la semana pasada anunció que solicitará ampliar su oferta con nuevas rutas nacionales.
En Ecuador debutó el pasado enero Equair, con base en Quito, que se ha hecho un hueco en el mercado nacional del país compitiendo con las subsidiarias locales de Avianca y Latam.
La tercera aerolínea de Ecuador -con el 13% de la oferta de asientos- opera seis vuelos diarios en el puente aéreo entre Quito y Guayaquil, además de dos conexiones con las islas Galápagos.
Y también busca ampliar sus horizontes: ha anunciado para julio y agosto vuelos chárter a Punta Cana (República Dominicana) y Willemstad (Curazao).
También nacieron hace menos de un año Jetsmart Perú (subsidiaria local de la low-cost Jetsmart con base en Chile) y la brasileña ITA.
Y en España son cuatro las aerolíneas surgidas en este particular período: Surcar y Canarian Airways en las Islas Canarias, y UEP e Islas Air en las Baleares.
Dos problemas que enfrentan las aerolíneas
A medida que se levantan en todo el mundo las restricciones de viaje por coronavirus, va aumentando considerablemente el número global de pasajeros.
En marzo la cifra fue un 76% mayor que la del mismo mes del año pasado, según el último informe de la IATA. La organización aún no espera, sin embargo, que se alcance el máximo de 2019 previo a la pandemia hasta el año 2024.
Y, justo cuando la crisis del coronavirus se desvanece, las aerolíneas se topan con otro problema imprevisto: la guerra en Ucrania.
Ucrania es demasiado peligrosa para sobrevolarla, mientras Rusia ha cerrado su espacio aéreo a las aerolíneas occidentales, lo que ha sumado horas a algunas rutas entre Europa y Asia, haciéndolas menos rentables.
Un obstáculo aún mayor son los precios mundiales del petróleo, que se han disparado, duplicando el costo del combustible para aviones desde el año pasado.
El director general de la IATA, Willie Walsh, ha sugerido que, como resultado de esto, un aumento en las tarifas es “inevitable”.