El caos se produjo por cuenta las diversas perturbaciones operacionales generadas por la pandemia de covid-19.
Las compras de Navidad y Año Nuevo están más caras en algunos productos importados o que requieren de insumos para terminar su producción localmente. Desde automóviles, electrodomésticos y equipos de tecnología, hasta juguetes, consolas de videojuegos, zapatos y elementos de cocina, son algunos de los ejemplos de los artículos que se han visto afectados por el aumento de costos logísticos debido a la crisis en las cadenas de suministros globales.
La crisis se produjo por cuenta las diversas perturbaciones operacionales generadas por la pandemia de covid-19, que inicialmente conllevó al cierre de los principales puertos y de las industrias; y luego a una reactivación que superó la capacidad de producción por los protocolos biosanitarios, la disponibilidad de contenedores y camiones, congestión portuaria, el apetito de los consumidores por nuevos productos, entre otros factores encadenados que hoy se reflejan en escasez, mayores costos y precios, inflación y una amenaza para la recuperación de las economías.
“Debemos hacer todo lo posible para disminuir sus efectos sobre el comercio, especialmente en el caso de las pequeñas empresas de todo el mundo”, señaló la directora general adjunta de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Anabel González. “Ello reviste suma importancia para que todos los países, en particular los más pobres, puedan impulsar la recuperación económica posterior a la pandemia. Es igualmente importante extraer enseñanzas de la COVID a fin de evitar perturbaciones del transporte marítimo similares en el futuro. Por ello, es preciso estudiar cómo fomentar la resiliencia de las cadenas de suministro y qué políticas se necesitan para este fin”, agregó.
La situación tiene en alerta a las autoridades por cuenta de los impactos generados en las exportaciones e importaciones, a tal punto que la directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, instó recientemente a los gobiernos y empresas “a que perseveraran en sus esfuerzos para identificar los obstáculos en la cadena de suministro e implementaran medidas destinadas a mitigar sus efectos sobre el comercio”, con miras a “mejorar la resiliencia de las cadenas de suministro mundiales”.
América Latina y el Caribe no son ajenas a esta problemática, por lo que también pueden aprovecharla para aumentar su participación en las cadenas globales de valor. “Esta crisis presenta la oportunidad de transformar las cadenas de suministro regionales a través de acciones estratégicas en cuatro grandes áreas: Resiliencia, vía planes y programas de adaptación y gestión de riesgos; Regionalización, vía decisiones de regionalización y relocalización de operaciones; Digitalización, vía inversión en sistemas de análisis avanzado de datos que provean visibilidad total de la cadena; Gestión de talento, vía retención y captación de recursos humanos para los desafíos de la industria 4.0”, explica Rafael Farromeque, especialista senior de CAF -banco de desarrollo de América Latina.
Para transformar esta crisis en una oportunidad se requiere una estrategia integral y multisectorial. Los corredores logísticos de integración surgen como una herramienta de utilidad para identificar necesidades y proponer soluciones para los diferentes sectores productivos con la participación de diversos actores, incluido el sector público, proveedores de insumos y materias primas localizados en el área de influencia del corredor y actores relacionados con los procesos de manufactura y distribución que componen las principales cadenas de valor.
“CAF promueve un tratamiento sistémico de los corredores logísticos de integración que supone intervenciones prioritarias sobre las infraestructuras de soporte, los servicios asociados, la gobernanza, y otros elementos asociados a la integración física, funcional y digital de los mismos. Esta estrategia ha sido aplicada con éxito en el Norte de Argentina (2018), en Ecuador (2019) y en México (2021), dando como resultado la identificación de proyectos de inversión para la integración regional por más de USD 6.800 millones”, añadió Farromeque.
El daño está hecho. El impacto en las cadenas de suministro globales al igual que la pandemia son una realidad que no se puede cambiar; pero la buena noticia es que quedaron en evidencia los riesgos de tener tan lejos a los proveedores, y esa es la oportunidad que la región puede aprovechar con especialización territorial para sumarse a las redes de producción y distribución.
CAF
*Visiones del Desarrollo es una sección promovida por CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) que analiza los principales temas del desarrollo de la región.