
Analistas esperan un gran aumento de embarques desde ubicaciones fuera del país asiático
La postergación de la aplicación de los “aranceles recíprocos” por 90 días fue un alivio para los propietarios de carga, pero no debería ser motivo de celebración. La Guerra Comercial entre Estados Unidos y China se ha intensificado y ya registra aranceles mutuos que superan hasta la hace poco inimaginable cifra del 100%. Para Peter Sand, analista jefe de Xeneta, considerar este hecho como una mejora en el escenario del comercio internacional, “es más bien un indicio de la gravedad de las circunstancias previas”.
¿Qué es lo que viene? Es la pregunta que asalta diariamente a los integrantes de las cadenas de suministro ante la beligerante y serpenteante política arancelaria de Donal Trump. Sin embargo, pese a que la incertidumbre se ha elevado a un máximo, quizá no visto de la pandemia de Covid-19 o de las Crisis Subprime de 2008, sí se pueden hacer algunas inferencias.
Una consecuencia señalada en la edición anterior de MundoMaritimo es el incremento de las cancelaciones de itinerarios, hecho que ahora confirma el analista de la industria marítima Lars Jensen, quien explica que “con los aranceles extremos aún vigentes entre Estados Unidos y China, los volúmenes de contenedores disminuirán drásticamente”, hecho que implicará que “a corto plazo veremos un aumento de los blank salilings para algunos servicios, mientras que otros servicios recalarán en otros países de Asia simplemente cometiendo omisiones portuarias en China. Esto hará que la situación de la oferta y la demanda sea algo impredecible a nivel portuario”, anticipa.
¿Comienza la reconfiguración de las rutas marítimas?
Lo anterior, traerá como consecuencia más general, de que “todos los operadores también cambien sus itinerarios de red”, apunta Jensen.
Al mismo tiempo, apunta el analista, “deberíamos esperar un gran aumento de la carga desde ubicaciones fuera de China, ya que los importadores intentarán mover la mayor cantidad de producto posible antes de la nueva fecha límite del 9 de julio. Por lo tanto, hacer que algunos servicios omitan los puertos chinos funcionará bien, ya que reducirá la capacidad en China, donde las reservas están disminuyendo, mientras que aumenta la capacidad en otros lugares donde se espera un aumento.
Sand coincide plenamente con el análisis de Jensen: “aquellos que tengan la oportunidad de acelerar las importaciones de países no pertenecientes a China lo harán porque la situación sigue siendo muy impredecible”, indica.
“Japón, por ejemplo-apunta- es uno de los socios comerciales clave de Estados Unidos, por lo que la urgencia por anticipar el embarque de bienes podría presionar al alza las tarifas spot en esta ruta”. De hecho, esto al parecer ya viene ocurriendo. Según datos de Xeneta el 1 de enero, las tarifas spot promedio de Japón a la costa este de Estados Unidos (USEC) eran de US$120/FEU más bajas que las de China a la USEC. Sin embargo, ahora son US$610/FEU más altas, con la posibilidad de que este diferencial aumente si se produce una avalancha de bienes que salgan de Japón simultáneamente al producirse una caída de la demanda de China.
Escasez de equipos y otras consecuencias
Un punto importante por considerar por los importadores en este rearme de rutas es que este repentino aumento de embarques fuera de China tiene el potencial de causar escasez de equipos disponibles, “ya que el reposicionamiento de los contenedores vacíos no está previsto para tal evento”, apunta Jensen para hacer las cosas más complejas.
El cambio de rutas también sería un golpe duro para las líneas navieras de nicho del Pacífico, quienes tienen en China un punto principal de operaciones y poseen “opciones limitadas” para ser flexibles con su red. Si la Guerra Comercial continúa, “es muy probable que muchos de ellos tengan que suspender sus servicios en el Pacífico en parte o en su totalidad”, sentencia Jensen.
Con todo este reacomodo del comercio marítimo internacional, el analista destaca la decisión de aquellos grupos de propietarios de carga que optaron por la estrategia de “esperar y ver”, la que resultó bien planteada al momento de enfrentar los repentinos y significativos cambios en las políticas arancelarias de Estados Unidos.
En cuanto a sí este podría ser el inicio de la reconfiguración definitiva de las redes de servicios marítimos vaticinada al momento en que Trump comenzó a sacudir el comercio marítimo internacional con sus anuncios y retrocesos en materia arancelaría, habría que esperar, todo puede cambiar mañana o, incluso, hoy mismo.