Además, anuncios arancelarios, posible huelga portuaria en EE. UU. y Año Nuevo Lunar fortalecen las tarifas de fletes
EE. UU. compra mucho más a China que a la inversa (aproximadamente tres veces más), por lo que Pekín simplemente no puede devolver el golpe dólar por dólar en lo que respecta a la imposición de aranceles. Si lo hiciera, también correría el riesgo de exacerbar los innumerables problemas de su economía. Fue durante el primer gobierno de Donald Trump, que el país asiático se dio cuenta de que no podía igualar la política de represalias de la economía estadounidense, pero rápidamente encontró otras formas de intentar devolver los ataques.
Es así como, en los últimos días, Beijing ha lanzado una investigación regulatoria sobre el líder estadounidense de semiconductores Nvidia. De acuerdo con WSJ, la influencia de China en el ámbito tecnológico proviene del poder que tiene para examinar las fusiones globales, incluso para acuerdos que no parecen estar estrechamente relacionados con el país.
De hecho, los reguladores chinos utilizaron una maniobra similar a la que ahora aplican sobre Nvidia para torpedear un acuerdo de US$5.200 millones que Intel firmó en 2022 para comprar Tower Semiconductor de Israel, lo que asestó un golpe crítico a una piedra angular del ambicioso plan de recuperación de Intel. El lunes 9 de diciembre, las acciones de Nvidia cayeron un 2,6%, lo que le quitó unos US$80.000 millones de dólares.
Pero no es todo, en septiembre, el Ministerio de Comercio de China dijo que estaba investigando si incluir a PVH, propietaria de las marcas Calvin Klein y Tommy Hilfiger, en su lista de entidades no fiables. La investigación fue motivada por las acusaciones de que la empresa estadounidense había boicoteado los productos de algodón de la región china de Xinjiang “sin ninguna base fáctica”. Otras acciones emprendidas por el país asiático fue el bloqueo de la exportación de minerales críticos a Estados Unidos y la restricción de la cadena de suministro de drones.
Granos en disputa
El primer producto que fue afectado por la Guerra Comercial entre ambas potencias durante el primer mandato de Trump en EE. UU. fue la soja. La disputa, según Bloomberg, afectó a los productores estadounidenses de este grano por una suma de US$11.000 millones, con una caída de un 79% de los envíos a China. En aquel periodo, el país asiático todavía necesitaba algunos suministros estadounidenses, sin embargo, ahora simplemente puede adquirir este commodity en Brasil.
Desde entonces, la diversificación de sus fuentes para la adquisición de otros commodities también ha sido la estrategia seguida por China. De hecho, decidió abrir su mercado al maíz y al trigo de Argentina, tras autorizar compras al país sudamericano a principios de este año, allanando el camino para los primeros envíos de maíz en 15 años y los primeros acuerdos importantes de trigo desde la década de 1990. También ha abierto la puerta al sorgo de Brasil y al algodón de Australia.
Importaciones contenedorizadas se aceleran
Al otro lado del océano y en el sector más relacionado a la carga contenedorizada, la confluencia entre el arribo de Donald Trump al poder y con él toda su política de incrementos arancelarios se ha sumado a la cada vez más probable huelga de estibadores en la Costa Este y del Golfo de EE.UU. y al apuro estacional que genera la cercanía del Año Nuevo Lunar, generando una mayor actividad de las importaciones.
Según la National Retail Federation (NFR) los pedidos anticipados del cuarto trimestre antes del 15 de enero (fecha en que podría comenzar la huelga de estibadores) y las mayores expectativas de aumentos arancelarios el próximo año desde la victoria de Trump, mantuvieron los volúmenes y las tarifas más sólidas de lo que hubieran sido durante lo que suelen ser los meses de más baja actividad para el transporte marítimo.
Por otra parte, la NRF anticipa que las expectativas totales de importación para el cuarto trimestre son un 11% o 640.000 TEU más altas que las publicadas a principios de octubre antes de que se estableciera la probabilidad de la huelga y antes de las elecciones presidenciales. En tanto, las proyecciones para los volúmenes de 2025 hasta abril son un 7% más altas que en 2024, lo que sugiere que los importadores podrían seguir anticipando sus embarques a principios de 2025 antes de que se apliquen los anunciados aranceles.
Las líneas navieras que están observando los acontecimientos, de acuerdo con información de Freightos, intentarán elevar las tarifas de fletes mediante la aplicación de GRIs (General Rates Increases) a partir de mediados de diciembre que apuntan a aumentos de 1.000 a 3.000 dólares por FEU, aunque se espera que esta clase de aumentos de tarifas solo pueden tener éxito más cerca del Año Nuevo Lunar.