El Lago Gatún, el lago que permite el funcionamiento del Canal de Panamá, registró el nivel de agua más bajo jamás registrado para el inicio de una temporada seca este año, lo que significa que muchos menos barcos pueden pasar por el canal. Es probable que la sequía extrema, exacerbada por El Niño, dure hasta mayo.
La Autoridad del Canal de Panamá ha reducido el tráfico diario a través del estrecho corredor en casi un 40 por ciento en comparación con el año pasado.
Muchos barcos se han desviado a rutas marinas más largas, lo que aumenta tanto los costos como las emisiones de carbono, mientras que la compañía naviera mundial Maersk anunció recientemente que trasladaría parte de su carga a ferrocarril.
Panamá suele tener una estación seca de enero a mayo, pero el cambio climático ha hecho que los patrones de lluvia sean mucho menos predecibles.
Las sequías cada vez más graves y los diluvios extremos pueden llevar la infraestructura del canal más allá de sus límites operativos. El aumento en las temperaturas también evapora una cantidad significativa de humedad del embalse y su cuenca.
El canal normalmente maneja alrededor del 5 por ciento del comercio marítimo. Pero el verano pasado, la autoridad empezó a reducir el tráfico. Los ingresos por peajes han caído 100 millones de dólares al mes desde octubre.
Cada maniobra requiere alrededor de 190 millones de litros de los embalses del canal para subir y bajar los buques a través de las esclusas antes de verterlos al mar.
La demanda de agua ha aumentado significativamente. La población de Panamá se ha cuadruplicado desde la década de 1950, y más de la mitad del País depende de los embalses del canal —el Lago Gatún y el Alajuela— para obtener agua potable.
La autoridad está considerando un posible embalse nuevo en el Río Indio, al oeste del Lago Gatún. Pero una ley vigente prohíbe a la Autoridad construir embalses en cuencas hidrográficas más allá de la que alimenta sus lagos existentes.
La autoridad también ha considerado el Lago Bayano, pero explotarlo implicaría canalizar el agua a muchos kilómetros de distancia de un embalse que también suministra energía hidroeléctrica a la Ciudad de Panamá.
Décadas de deforestación han degradado el potencial del paisaje para absorber las aguas de las inundaciones. El Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales ha estado trabajando con la autoridad en proyectos de restauración forestal.
Pero puede que no sea suficiente para satisfacer la demanda de tráfico de carga a través del canal.
“Todo lo que se pueda hacer dentro de la cuenca no será suficiente durante los próximos 50 años”, dijo Gloria Arrocha Paz, meteoróloga de la autoridad.