La economía china podría volver a la senda de la estabilidad tras un verano lleno de malas noticias. La autoridad aduanera ha anunciado que las exportaciones del segundo motor económico en el mundo cayeron al 8,8% interanual frente al 14,5% del mes de julio. Las importaciones también disminuyeron al 7,3% contra el 12,4% del mes anterior, ante la reticencia de los consumidores a comprar pese a que los precios cayeron en julio por primera vez en más de dos años.
Los datos oficiales publicados este jueves por Pekín, muestran una nueva contracción de sus exportaciones e importaciones, pero a un ritmo inferior que el mes anterior y mejor del esperado por los analistas, que esperaban un descenso de en torno al 9% en ambos indicadores.
Las exportaciones habían sido una fuente clave de crecimiento para la nación durante la pandemia. Pero la demanda mundial mínima, salvo el breve repunte en marzo y abril, ha pesado sobre los envíos durante todo el año y ha impulsado la desaceleración económica. En julio se situaron en el nivel más bajo desde 2020, cuando la actividad económica global se paralizó por la pandemia del Covid-19. Si bien los economistas aún esperan que el crecimiento de China coincida con un objetivo oficial del Gobierno de alrededor del 5% para el año, la debilidad del yuan y la actual crisis inmobiliaria son un lastre para el país.
La moneda ha caído a su punto más bajo frente al dólar desde diciembre de 2007. El renminbi bajó un 0,1% a un mínimo de 7,33 yuanes por dólar el jueves, por debajo de los niveles registrados durante los cierres pandémicos a nivel nacional del año pasado. Incluso con la leve mejora de los datos comerciales, es probable que los inversores sigan siendo pesimistas sobre los activos en yuanes debido al lento crecimiento general y la expectativa de que las tasas de interés estadounidenses se mantendrán más altas durante más tiempo.
China reveló la semana pasada sus medidas recientes más fuertes para apuntalar un mercado inmobiliario renqueante, con algunos gigantes de la construcción como Evergrande y Country Garden frente al abismo. Esta última, la mayor inmobiliaria del país, anunció la semana pasada pérdidas de 48.932 millones de yuanes (6.145 millones de euros) en el primer semestre del año debido a “la contracción del sector” y a que los mercados de capitales “todavía no han recuperado la confianza”. Un sector que supone una cuarta parte del PIB chino y que sirve de muestra del estado de la mayor economía asiática.
Hasta ahora, las autoridades han evitado cualquier estímulo fiscal a gran escala, a pesar de sus altos niveles de deuda. Algunos economistas proyectan que China no alcanzará su objetivo de crecimiento anual del Gobierno del 5% —el más bajo en décadas— si no presentan medidas más ambiciosas. A pesar de este contexto desfavorable, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE) mantienen sus previsiones de crecimiento: El FMI espera un crecimiento del 5,2% para 2023 y del 4,5% para 2024 . Por su parte, la OCDE sitúa su pronóstico en el 4,6% para este año y el 4,1% para el que viene.