
Recargos ya no solo se aplicarían sobre México, Canadá y China, sino en equivalencia con el resto de las economías del mundo.
El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está imponiendo una serie de nuevos aranceles a las importaciones, prometiendo que ayudarán a recortar el déficit comercial, reactivar la fabricación estadounidense e incluso frenar el flujo de migrantes y fentanilo a través de las fronteras sur y norte. Algunas propuestas ya han entrado en vigor, mientras que otras se han congelado en medio de las negociaciones. En este contexto se espera que el próximo 2 de abril la Casa Blanca anuncie un reajuste arancelario que etiqueta como “recíproco”, iniciativa que el propio mandatario norteamericano considera como “liberadora” para una economía estadounidense que, según él, ha sufrido abusos por parte de sus principales socios comerciales a lo largo de los años.
Panorama general
Los aranceles de importación del 25% sobre los bienes procedentes de México y Canadá entraron en vigor el 4 de marzo, con una excepción para los productos energéticos y la potasa, que recibieron un arancel del 10%. Más tarde, la administración Trump suspendió los aranceles hasta el 2 de abril sobre los automóviles y todos los demás bienes considerados en el acuerdo de libre comercio de Estados Unidos-México-Canadá, conocido como USMCA.
Canadá respondió imponiendo aranceles sobre US$21.000 millones en importaciones estadounidenses, incluidas frutas y verduras, electrodomésticos y licores. Canadá también dijo que aplicaría aranceles sobre otros US$20.600 millones, en respuesta a los aranceles impuestos por Trump sobre el acero y el aluminio. Por su parte, México planeó inicialmente medidas de represalia, pero no las promulgó.
Respecto a China, el 3 de febrero la administración Trump impuso un arancel adicional del 10% a sus productos. China tomó represalias con un arancel del 15% sobre el carbón y el gas natural licuado estadounidenses y del 10% sobre el petróleo crudo, la maquinaria agrícola y otros productos, todos ellos con efecto a partir del 10 de febrero.
El 3 de marzo, Trump volvió a aumentar los aranceles sobre los productos chinos en un 10% adicional. Como respuesta, China tomó represalias con aranceles que entraron en vigor el 10 de marzo, incluyendo un 15% sobre el pollo, el trigo, el maíz y el algodón estadounidenses y un 10% sobre el sorgo, la soja, la carne de cerdo, la carne de vacuno, el marisco, las frutas, las verduras y los productos lácteos. China también castigó a 15 empresas estadounidenses restringiendo sus exportaciones.
¿Hacia una política de aranceles recíprocos?
Analistas advierten un riesgo en el uso que ha hecho Trump de la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional con la que ha respaldado sus recientes decretos arancelarios, al vincularla al tráfico de drogas y la migración. Esto podría llevarlo a enfrentara demandas porque las causales recién señaladas no encajan perfectamente en la descripción de la ley respecto a lo que constituye en derecho una emergencia nacional.
A pesar de lo anterior, un resultado probable es que la oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos (USTR) cree una fórmula para una tarifa única para cada país del mundo basada en el nivel arancelario medio de cada nación y otras medidas que el equipo de Trump considere discriminatorias. Estos recargos, sin embargo, podrían ajustarse en función de la percepción de Trump de si un país ha sido cooperativo o combativo con Estados Unidos.
De todos modos, se dice que la aplicación real de los aranceles llevará más tiempo: seis meses o más desde la fecha anunciada en marzo.
Consecuencias de las políticas arancelarias
Por otro lado, el plan de Donald Trump para reactivar la construcción naval de Estados Unidos. utilizando gravámenes masivos sobre los arribos de buques vinculados a China a puertos estadounidenses está provocando que se incrementen los inventarios de carbón en el país norteamericano, además aumenta la incertidumbre en el mercado agrícola, ya que los exportadores luchan por encontrar buques para sus embarques al extranjero. De hecho, los posibles recargos portuarios ya estarían limitando la disponibilidad de naves necesarias para transportar productos agrícolas, energéticos, mineros, de construcción y manufacturados a los traders internacionales.
En tanto, las empresas chinas redujeron el mes pasado los envíos de paquetes de menor tamaño a Estados Unidos, mientras que Trump busca cerrar el comercio e imponer aranceles a todas las importaciones procedentes de China. Los envíos del sector se han disparado en los últimos años, ya que los consumidores estadounidenses aprovecharon las aplicaciones de compras de bajo costo como Shein y Temu para utilizar la laguna legal. La administración Trump dijo que iba a poner fin a esa práctica, pero luego suspendió esa decisión.
Se espera que el gobierno estadounidense cancele finalmente la llamada exención “de minimis”, una vez que las autoridades desarrollen la capacidad de procesar una cifra similar a los casi 4 millones de paquetes que arribaron el año pasado.
Por último, se espera que en las próximas semanas arriben a Estados Unidos entre 100.000 y 150.000 toneladas métricas de cobre refinado, a medida que se intensifica la carrera mundial para anticiparse a los posibles aranceles. Por ello, los compradores estadounidenses ya están tratando de abastecer más en mercados como Chile y Perú a la vez que aceleran la acumulación de existencias del metal. Al menos de momento, ha trascendido que Estados Unidos está usurpando a China el puesto como destino preferente de las ventas de los principales productores y traders de cobre del mundo, lo que deja al país asiático en desventaja.