
Louis Sola, presidente del organismo, abordó la crisis entre ambos países en torno al Canal de Panamá.
Panamá durante 2023 y 2024 se avocó a enfrentar el impacto de la sequía que amenazó con dejar a gran parte de su población sin el suministro necesario de agua y que obligó al Canal a un intenso plan de restricciones de tránsito para aprovechar cada gota de este recurso en sus operaciones. Una vez superada la peor parte de la crisis, el país enfocó su mirada en generar las condiciones para que una nueva escasez de precipitaciones no afectara de manera tan dramática a la vía interoceánica. Pero, ocurrió lo inesperado, estallaba una nueva crisis, esta vez de carácter geopolítico: Donald Trump, tras asegurar su retorno a la Casa Blanca, exigió la devolución del Canal debido a lo que considera “cobros excesivos” a buques mercantes y de la Marina de Guerra de EE. UU. y al supuesto control que ejercería China sobre este punto clave para el transporte marítimo mundial.
Y la crisis va en serio. Una vez en el poder, Trump, reiteró sus afirmaciones y aspiraciones sobre el Canal de Panamá. En suma, su visión es una nueva política de Estado para EE. UU. Un detalle más acabado sobre esta mirada la entregó, Louis Sola, recientemente nombrado por Donal Trump como director de la Comisión Federal Marítima (FMC), quien, en entrevista con CNBC, indicó que el gobierno de EE. UU. quiere que todas las empresas del mundo compitan en igualdad de condiciones por el Canal y los puertos de Panamá, incluida China, pero que “a la FMC le preocupa que eso no esté sucediendo”.
Según indicó, la FMC ha recibido quejas de que algunas empresas chinas están recibiendo reembolsos por los tránsitos del Canal, mientras que las estadounidenses pagan a las navieras por los tránsitos y los costos asociados y no están recibiendo reembolsos. “Considero alarmante toda esta práctica, que los peajes del canal se reembolsen por cualquier motivo, especialmente cuando Panamá tiene un contrato de neutralidad o una cláusula de neutralidad en su tratado”, manifestó.
Sola también mencionó los contratos sin licitación de China para operar dos puertos uno en cada extremo del Canal, en referencia a Hutchison Ports PPC que administra y opera el Puerto de Cristóbal en el lado Atlántico y el Puerto de Balboa en el Pacífico. “Después de no pagar durante 20 años, renovaron el contrato y pagan US$7 millones al año por ambos puertos. Estos activos definitivamente valen entre US$5.000 millones y US$7.000 millones, por lo que la gente de Panamá no está recibiendo nada por estos dos puertos que operan allí”, aseguró Sola.
Sola junto con advertir la creciente influencia de China sobre Panamá y el alejamiento del país centroamericano de EE. UU., señaló que espera que la propuesta de una línea ferroviaria que uniría Panamá con Costa Rica tenga un proceso de licitación abierto. “Sé que hay países de todo el mundo que están interesados en desarrollar eso, incluido Estados Unidos”, expuso.
Medidas de represalia
Sola dijo en la entrevista que EE. UU. puede tomar represalias si ve prácticas injustas en el Canal y los puertos de Panamá: “Si [el gobierno panameño] va a dar concesiones a navieras o a operadores portuarios chinos, tenemos que ver qué es lo mejor para los propietarios de carga estadounidense y para el envío de sus bienes. Si eso se convierte en un problema, tenemos todas las opciones sobre la mesa cuando se trata de negocios”, aseguró.
En rigor se refirió a la capacidad de la FMC de imponer multas sustanciales a un gobierno extranjero y prohibir la entrada de buques pertenecientes a registros extranjeros a los puertos estadounidenses en respuesta a leyes o prácticas perjudiciales para el transporte marítimo estadounidense según la Ley de la Marina Mercante de 1920.
Esto se traduce en que la FMC puede imponer multas diarias sustanciales al gobierno de Panamá y prohibir que los buques con bandera panameña atraquen en puertos estadounidenses. Esto es relevante, ya que el Registro de Buques de Panamá es el segundo más grande del mundo dada las facilidades que otorga para la incorporación de naves, entre ellas, el uso de mano de obra extranjera más barata y el hecho de que los armadores no pagan impuestos sobre la renta.
Según Sola, la corrupción sigue siendo el mayor problema en Panamá. “Creo que los chinos tienen una mayor capacidad para discutir muchas de estas cosas con sus homólogos panameños que los EE. UU. Lo que quiero decir con esto es que las empresas estadounidenses se ven obstaculizadas drásticamente por la Ley de Prácticas de Corrupción en el Extranjero”.
No todo el panorama es negativo
En agosto de 2024, Sola, junto con el entonces presidente de la FMC, Daniel Maffei, viajó a Panamá para reunirse con el gobierno y funcionarios del Canal de Panamá para discutir proyectos de mitigación de la sequía y el aumento de los peajes asociados con el cruce del canal. En aquella oportunidad se llevó una buena imagen del Presidente de Panamá, José Raúl Mulino. “El presidente de Panamá me impresionó cuando estábamos esperando en su oficina para reunirnos con él, yo mismo, con nuestra delegación oficial, y llegó 30 minutos tarde porque las elecciones en Venezuela ocurrieron el día anterior y estaba rompiendo relaciones con Venezuela. Así que parece ser una persona pro-EE. UU”.