Las fricciones entre las grandes potencias son cada vez más fuertes y aumentan las barreras arancelarias y administrativas al comercio.
Los días en que EE. UU. compraba y producía bienes estratégicos en China están llegando a su fin, al tiempo que el gigante asiático quiere competir en el mercado estadounidense y el de sus aliados.
La respuesta de Washington ha sido tomar las medidas más proteccionistas en varias décadas. Según los datos comerciales de abril, publicados la semana pasada, EE. UU. redujo más de un 10 % su déficit comercial con China hasta los 22.100 millones, un alto porcentaje que no tiene en cuenta el agresivo paquete de aranceles anunciado en mayo por el presidente estadounidense, Joe Biden.
Esa medida esencialmente cierra el mercado estadounidense a los coches eléctricos, con aranceles del 100%, semiconductores (50%) o acero y productos médicos chinos (que pasan de apenas estar gravados al 25 %), algo que se suma a las medidas proteccionistas inauguradas por Trump, que marcaron el inicio de la guerra comercial con Pekín.
La mayoría de las barreras arancelarias entrarán en vigor en 2025 o 2026, así que su implementación dependerá de quién gane las elecciones presidenciales del próximo noviembre, aunque Trump ha prometido ampliarlas, con un arancel general del 60% para toda importación desde China y del 200 % para el sector automotriz mexicano.
“EE. UU. quiere reducir la dependencia de China y está tomando medidas para traer parte de la fabricación al país”, apunta la profesora de Economía en la Escuela Maxwell de la Universidad de Siracusa e investigadora del Instituto Peterson de Economía Internacional, Mary Elizabeth Lovely.
Por su parte, el expresidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, defendió recurrir a subvenciones, subsidios y aranceles para “compensar las ventajas injustas” creadas por las políticas proteccionistas y la competencia desleal, “debemos reducir la dependencia de países en los que ya no podemos confiar”.
La respuesta china
China ha dicho que “se reserva el derecho” a denunciar ante la Organización Mundial del Comercio los nuevos aranceles que plantean EE. UU. y la Unión Europea a la importación de vehículos eléctricos del país asiático.
“China se reserva el derecho de presentar una demanda a la OMC y tomar todas las medidas necesarias para defender firmemente los derechos e intereses de las compañías chinas”, dijo el portavoz del Ministerio de Comercio, He Yadong.
Las autoridades chinas están “impulsando los procedimientos pertinentes” para elevar las tasas a las importaciones que aplica a los vehículos de motor de combustión de gran cilindrada tras los aranceles anunciados por la Unión Europea a los eléctricos del país asiático, según información de la prensa china.