Tendencia de aumento de precios continúa afectada principalmente por factores externo
Aunque las tarifas spot han mostrado una caída, lo cierto es que las tarifas mensuales continúan en niveles históricamente altos, al igual que los contratos de largo plazo. ¿Acaso cuando esta tendencia llegará a su fin? Especialistas de Xeneta analizaron data recolectada a través de su plataforma y presentaron sus conclusiones en su webinar mensual Estado del Mercado –al cual MundoMaritimo accedió de manera exclusiva— con una mirada profunda hacia confiabilidad de itinerarios, desafíos de capacidad, tarifas de largo plazo y el impacto que todo esto está teniendo en la industria.
¿Todo lo que sube debe bajar?
En términos de gravedad, sí, pero, aparentemente, las leyes de la física no aplican para las tarifas de flete marítimo. Aunque las tarifas de corto plazo (últimos 30 días) han mostrado una baja en la ruta Lejano Oriente (desde -9% a -2%), los precios siguen estando en un rango entre los US$7.000 y US$12.000, ciertamente algo que no puede ser considerado dentro de los estándares ‘normales’ para la industria. “Comparado con seis meses y hasta un año atrás, hay una baja en las tarifas, y esto refleja señales de un mercado en vías de estabilización. Sin embargo, en 2021 los altos precios eran sinónimo de la desesperación de los beneficiarios de la carga por asegurar el embarque de sus contenedores, por lo que estaban dispuestos a pagar las tarifas premium que las navieras proponían ante la escasez de espacio, pero este año la demanda no ha crecido a niveles que justifiquen los valores actuales, pues ya no están preocupados por subir sus contenedores a bordo”, explica Emily Stausbøll, analista de mercado Xeneta, durante la transmisión del webinar.
Factores externos
Por lo tanto, son los factores externos, tales como tiempos de tránsito desfasados y retrasos, confiabilidad en el itinerario y congestión portuaria, y recargos por búnker los que están afectando las tarifas.
Retrasos y tiempos de tránsito diferidos y desfasados están afectando la decisión de los beneficiarios de la carga de preferir concretar sus envíos vía aérea en vez de marítima. Luego del espacio -o volumen de capacidad- el segundo punto más importante para un beneficiario de la carga es la confiabilidad de los itinerarios. Ya no solo se trata de lograr ubicar la carga a bordo, sino de lograr que llegue a destino dentro del plazo determinado. Siempre ha sido así, excepto que ahora la industria está más consciente de esto porque se ha convertido en el eslabón más débil de la cadena de suministro al estar expuesto a disrupciones que han desafiado el modelo de negocios y que ya llevan más de dos años sin dar tregua. Por ende, la brecha entre lo que solía ser una amplia diferencia de precios entre el flete aéreo y el marítimo se ha ido cerrando… y mientras más demoren las tarifas marítimas en ‘regresar a la normalidad’, más probable será que algunos expedidores escojan la alternativa aérea de manera definitiva.
La congestión portuaria y baja confiabilidad en los itinerarios han causado una respuesta en los beneficiarios de la carga de movilizar sus envíos hacia puertos menos ocupados; en consecuencia, los puertos más atochados bajan sus niveles de congestión y mejoran la confiabilidad, pero, en efecto contrario, los puertos menos activos ahora se ven enfrentados a mayores volúmenes que no acostumbran manejar, como es el caso entre los puertos de la costa oeste y costa este de Estados Unidos. “La confiabilidad en los itinerarios de los puertos de la costa oeste de los Estados Unidos ha mejorado a medida que la congestión en esa zona baja, pero, al mismo tiempo, la confiabilidad en los puertos de la costa este se ha visto comprometida al manejar volúmenes más altos de carga”, explican los expertos. “Sí, hay una mejora, y pareciera que lo peor ha quedado atrás, pero no estamos frente a un escenario de ‘regreso a la normalidad, que es lo que está afectando los niveles de las tarifas”.
Por su parte, los recargos por búnker no solo variarían de naviera en naviera, sino que de nave en nave y según sea la decisión del beneficiario de la carga de optar por la alternativa amigable con el medioambiente y escoger el combustible bajo en sulfuros o los ahorros asociados al combustible más económico que se utiliza con depuradores.
Corto, largo o combinado
Las tarifas de corto plazo son impredecibles: a veces son más altas que las de largo plazo, a veces son más bajas. Entonces, por el bien de la confiabilidad, predictibilidad y control de costos se prefieren las tarifas de largo plazo. Pero, ¿es esta capacidad de control real o una mera ilusión? La data de Xeneta muestra una tendencia a la baja en los contratos de largo plazo (3 a 6 meses), pero los precios siguen estando sobre los US$6.000 por contenedor. “En Estados Unidos, por ejemplo, la demanda de bienes contenerizados no ha crecido. Los consumidores están forzados a gastar más dinero en bienes básicos como comida y combustible, por lo que el retail no están viendo un aumento en la demanda como antes”, comenta la analista.
Al final dependerá de cada beneficiario: su carga, sus tiempos, su demanda, sus mercados y su relación con su línea naviera. Actualmente, los expedidores están ajustando sus volúmenes y en la medida en que no hayan nuevas disrupciones –incluyendo la política y economía a nivel global— la tendencia a la baja de tanto las tarifas de largo como de corto plazo debieran continuar de forma segura, aunque lenta.
Fuente: https://www.mundomaritimo.cl/noticias/tarifas-de-largo-o-corto-plazo-el-dilema-del-flete-maritimo