El hidrógeno permitiría la distribución de energía entre sectores y regiones y podría servir como materia prima renovable.
El panorama económico y social actual parece caracterizarse cada vez más por la falta de confianza y la tendencia a la aversión al riesgo. Sin embargo, la realidad de los retos actuales en todo el mundo exige un enfoque sólido con un compromiso serio y colectivo. A pesar de que la energía fósil proporcionó un importante valor económico añadido a la sociedad durante el siglo pasado, su combustión también provocó una importante alteración del equilibrio natural de CO2 de la atmósfera, señaló World Economic Forum.
Los objetivos climáticos de París subrayan claramente la necesidad urgente de detener las evoluciones perturbadoras y de dar el paso hacia una sociedad neutra en carbono. A través del desarrollo del curso futuro del Puerto de Amberes-Bruges, se dio cuenta que restaurar la confianza es el primer paso para inspirar a otros a aprovechar la oportunidad, a apuntar más alto y a hacerlo mejor. Las actividades marítimas e industriales que a primera vista sólo parecen agravar el problema, son exactamente las mismas razones por las que los puertos pueden ser parte de la solución.
A día de hoy, los combustibles utilizados para el transporte y la producción de productos químicos proceden en gran medida de la importación de combustibles fósiles como el crudo, el gas natural y la electricidad.
Para evolucionar hacia una economía climáticamente neutra, el abastecimiento energético tendrá que pasar a utilizar principalmente fuentes sostenibles. Sin embargo, esta transición no es sólo una cuestión de energías renovables: un enfoque integrado para la industria, el transporte marítimo y la logística requiere soluciones innovadoras también para los desafíos de la calefacción, el transporte y las materias primas.
En el puerto de Amberes-Bruges se producen energías renovables a gran escala y se importan fuentes alternativas, como el hidrógeno, que se convierten en componentes químicos sostenibles.
Los puertos como centros de hidrógeno
Hay una gran necesidad de un sistema energético sólido y flexible que complemente la producción local de energía verde con la importación de moléculas renovables. El hidrógeno ofrece la respuesta, al permitir el transporte a larga distancia de grandes volúmenes exactamente donde y cuando los consumidores lo necesitan. El hidrógeno permitiría la distribución de energía entre sectores y regiones y podría servir como materia prima renovable, mejorar la resistencia del sistema y ayudar a descarbonizar el transporte, el uso de la energía industrial y la calefacción o la electricidad de los edificios.
Las moléculas de hidrógeno verde desempeñarán un papel decisivo en la consecución del Green Deal europeo y tendrán un alto potencial para convertirse en el vector energético complementario.
El noroeste de Europa representa el 5% de la demanda mundial de hidrógeno, la mayor parte de la cual se concentra en las zonas portuarias. La región tiene un gran potencial para desarrollar un sólido mercado de hidrógeno con intercambios internos y externos. El hidrógeno debe descarbonizarse. Los países en desarrollo podrían responder a esta necesidad de forma inteligente, exportando la energía eólica y solar que poseen en abundancia.
Colaboración en la cadena de valor
En Bélgica, la importación será fundamental para construir una verdadera economía del hidrógeno, ya que la producción de hidrógeno verde requiere una gran superficie y un volumen considerable de energía renovable. Una de las principales ventajas de las empresas belgas es que participan en todas las partes de la cadena de valor del hidrógeno.
Gracias a su favorable ubicación, a una red de tuberías bien desarrollada que conecta a los estados vecinos, a las infraestructuras de las terminales, a las agrupaciones industriales y a una sólida base de clientes, nuestro país puede asumir un importante papel pionero para abastecer a Europa Occidental y posicionarse como centro de importación y tránsito de hidrógeno.
El hidrógeno conecta a diferentes partes y estimula la colaboración en la cadena de valor, como demuestra el Memorando de Entendimiento (MoU) que han firmado recientemente el Puerto de Amberes-Bruges, el Puerto de Zeebrugge y el Ministerio de Energía de Chile. Esta cooperación es un gran paso adelante, ya que tiene el poder de eliminar las últimas barreras y lagunas en el camino hacia la puesta en marcha efectiva de la producción verde la configuración de la cadena logística entre los dos continentes y la logística en los puertos marítimos belgas.
“Puertos europeos como el de Rotterdam, el del Mar del Norte, el de Hamburgo y el de Valencia comparten nuestra firme creencia en una economía del hidrógeno, refrendada por los elevados objetivos planteados en la estrategia europea del hidrógeno. Casi todas las semanas tenemos noticia de nuevas inversiones europeas en plantas de hidrógeno, no pocas veces en las proximidades de refinerías o clusters químicos. El Puerto de Amberes-Bruges aprovecha plenamente la oportunidad de reforzar este espíritu de colaboración y posibilitar nuevas iniciativas, con el objetivo de transformar no sólo nuestro propio tejido económico, sino de elevar el listón a nivel mundial”, señaló el World Economic Forum.